sábado, 21 de julio de 2012

La curación del SIDA está más cerca.

En las últimas fechas han aparecido en los medios de comunicación noticias sobre la posible curación del SIDA en los próximos años gracias a los avances en el tratamiento de la enfermedad. Estas terapias siguen diferentes estrategias que están siendo desarrolladas en 34 centros de investigación del mundo, entre ellos el laboratorio Iriscaixa del Hospital Universitari Germans Trías i Pujol de Barcelona, dirigido por el doctor Buenaventura Clotet.
Uno de los tratamientos se utilizó con un paciente de leucemia con SIDA, que fue sometido a un trasplante de medula ósea de un donante inmune a la infección por el HIV al tener una mutación que le impedía producir en sus linfocitos T el receptor CCR5 que utiliza el virus para infectar esta células. El HIV utiliza además otros dos receptores más llamados CD4 y el CXCR4. Desde el 2007, año en el que se le hizo el trasplante, el paciente no ha recibido tratamiento antiviral ni se le ha detectado en su sangre ningún virus del SIDA. La curación se consigió gracias a que la nueva médula ósea fabricó linfocitos sin la puerta de entrada que usa el virus. Con el tiempo estos linfocitos sustituyeron a los originales que sí eran infectados por el HIV.
En este sentido y buscando cómo producir mutantes, se ha conseguido mediante técnicas de ingeniería genética cortar y eliminar el gen responsable de que el linfocito T produzca este receptor viral. Así los linfocitos T no son infectados. El inconveniente de esta técnica es que es necesario transformar todos las células susceptibles de ser infectadas.


Otra línea de trabajo son las vacunas terapéuticas que refuerzan la actividad inmunológica del propio organismo para acabar con el virus. En este caso el problema radica en que el virus se esconde sin dar muestras de vida, pasando por un estado de latencia en el interior de los linfocitos T . Por tanto no son reconocibles por la vacuna terapéutica que contiene células citotóxicas que atacarían a los linfocitos infectados, al reconocer ciertas estructuras que manifiestan cuando el virus que portan se activa. Por lo tanto es necesario además utilizar fármacos que consigan activar estos virus dormidos para que estas vacunas tengan una mayor eficacia.
Esperemos que estás técnicas puedan seguir su desarrollo y llegar a buen puerto.